A partir de la reconversión monetaria del primero de enero de 2008, por parte del Banco Central de Venezuela, y la entrada en circulación del nuevo cono monetario (conjunto de billetes y monedas que circulan en un país), los venezolanos comienzan a manejar billetes de 2, 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares fuertes.
Esta medida trajo diversas consecuencias, como la iliquidez de billetes de 50 y 100 bolívares, producto al parecer, de la venta o canje de éstos en los países fronterizos y el comienzo para los ciudadanos del manejo de grandes cantidades de billetes de baja denominación.
Por ende, la circulación de grandes cantidades de billetes de menor valor monetario creó una momentánea ilusión óptica de poseer mucho efectivo, pero esta se desvanece al pagar un producto o servicio, ya que la moneda venezolana perdió valor ante una inflación que especialistas estiman supere este año 400%.
Otro resultado de la medida, es que los billetes de 2 y 5 poco a poco han perdido aceptación en las compras-ventas en los locales comerciales, al punto que en muchos almacenes son rechazados, en tanto que la moneda de 1 bolívar está prácticamente aniquilada.
Por su parte las entidades bancarias, trabajan con el dinero que ingresa y actualmente, debido a la poca fluidez de 50 y 100, el cliente recibe por taquilla o cajeros automáticos grandes cantidades de los de baja denominación, generando otro malestar por el riesgo de transportar pacas de billetes de Bs. 2, 5, 10 y 20.
Esta situación además lleva al Estado a convertir al adulto mayor en la población más vulnerable, ya que generalmente cancelan pensiones con estos billetes.
Al consultar fuentes bancarias sobre este tema, explicaron que con frecuencia los ciudadanos se dirigen a los bancos a cambiar estos billetes prácticamente “inservibles” y exponen que la emisión de los de mayor denominación sería bien recibida tanto en la población como en el sistema bancario, porque facilitarían las transacciones y el canje de billetes, “pero también hay que ver la contraparte, cada vez que se emiten nuevos billetes hay crecimiento de la inflación en el país”.
Propuestas
Ante este panorama se presentan varias propuestas, como la del presidente de la Comisión de Finanzas de la AN, diputado Alfonso Marquina (UNIDAD/Lara), quien considera que la emisión de billetes de alta denominación es una necesidad y a la vez un reconocimiento del gobierno al alto índice de inflación que aqueja a los venezolanos.
«El poder adquisitivo se ha deteriorado de manera acelerada. Desde el momento de la reconversión hasta esta fecha es casi 5.000% de inflación acumulada y los venezolanos se dan cuenta que por mucho dinero que tengan, no les alcanza para pagar bienes y servicios”, aseveró Marquina en entrevista para Entorno Inteligente el pasado 22 de febrero.
En ese orden su colega parlamentario José Guerra, propone la emisión de billetes de 200, 500 y 1.000 bolívares, basado en la pérdida del poder adquisitivo que dificulta las transacciones de compra-venta de bienes. “A los precios de abril de 2016 un billete de 100 equivale a 2,80 y uno de 50 a 1,40 bolívares”, señaló el 28 de abril de 2016 para “Artículo de Impacto CNA”.
Condiciones en el país para billetes de alta denominación
Por su parte, el economista paraguanero Douglas Jatem, profesor, Doctor en economía y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, estima que emitir billetes de alta denominación no tendría mayor beneficio, pero admite que las condiciones actuales del país están dadas para manejar billetes de 5 mil y hasta a 10 mil bolívares.
“Si sacas de circulación los billetes de menor denominación y colocas los de mayor denominación solo facilitas las transacciones pero la cantidad en circulación es la misma, esto solo facilitaría las transacciones bancarias y las de los venezolanos que actualmente aplican la operación “gastazuela”, es decir, acuden varias veces al banco para buscar dinero”.
Aseguró que “normalmente en otros países tratar el tema de la emisión de billetes de alta denominación carece de importancia porque existe la cantidad de billetes y monedas acordes con la cantidad de bienes y servicios que andan en circulación”.
Explicó que la cantidad de dinero que circula incide en los precios, el problema se complica cuando los costos suben demasiado y los billetes son insuficientes para la transacción, “esto nos empata con la inflación, que en términos generales es producto de la diferencia entre la oferta y la demanda. La diferencia entre lo que la gente quiere comprar y lo que hay disponible para comprar, cuando hay equilibrio en esto entonces los precios son normales”.
Considera el especialista que el gobierno ha sido “irresponsable e incompetente” en el tema de la inflación, “porque ha aumentado descontroladamente la cantidad de dinero en circulación al punto que actualmente hay 3 billones de bolívares corriendo por la calle porque el gobierno ha decidido cumplir sus compromisos politiqueros para ganar voluntades repartiendo dinero, subsidiando programas de vivienda, alimentación, entre otros”.
Sentencia que aunado a ello, se le suma el agravante de la circulación del dinero inorgánico “que viene de la imprenta del gobierno, imprimiendo billetes que no tienen ninguna relación con la producción, porque eliminaron y disminuyeron la producción confiscando y desapareciendo miles de empresas. Hay gente comprando lo que no hay que comprar, lo que aumenta los precios y sube la inflación”, refirió el especialista.
Dolarización, innecesaria
En cuanto a la dolarización de la moneda como solución, Jatem considera que bajo el gobierno actual sería imposible “en primer lugar dado el antiamericanismo que lo caracteriza y segundo lugar dolarizar la moneda venezolana tendría que ir con un diseño que asegure que el Gobierno no incurra en déficit gastando más de lo que recaude” aseguró.
Reitera, que la dolarización es innecesaria “lo más importante es aplicar una política económica que primero evite el déficit fiscal, segundo, que estimule la inversión, respete la propiedad privada y la libre iniciativa y tercero que estabilice el flujo cambiario procurando que en el país ingrese y egrese el dólar, pero esto exige un sacrificio muy fuerte porque implicaría la privatización de empresas públicas y la conversión de deudas públicas como se hizo en 1.989. Se necesita un financiamiento de aproximadamente 30 mil millones de dólares que se le inyecte al BCV”.
“Así como es imposible que este Gobierno dolarice la moneda, afirmo que es imposible que negocie con el Fondo Monetario Internacional”, señaló el experto en economía.
Última palabra
El gobierno maneja de forma conservadora el tema de la emisión de billetes de mayor denominación. El último pronunciamiento al respecto lo hizo el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, el pasado primero de marzo en entrevista con la agencia de noticias Associated Press, donde anunció que el BCV prevé establecer un nuevo cono monetario y sacar a circulación billetes de 500 y 1000 bolívares.
En esa entrevista, Merentes no precisó fecha ni profundizó en la reacción de los venezolanos ante el cambio a billetes de 100, 500 y 1.000 bs, sin embargo, espera una disminución en la inflación porque habrá menos circulante en billetes.
Sin embargo, de acuerdo a fuentes ligadas al BCV, en septiembre llegarán al país vía aérea desde Europa los nuevos billetes de alta denominación, ya que la Casa de la Moneda venezolana no posee materia prima para la elaboración de los mismos. Esperemos.
Arletty Velázquez CNP: 7.186/Fotos: Juan Carlos Leal/Diseño: Keren Morales
CACTUS24 (20-06-16)
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