María Carrasquero había terminado su jornada laboral a las 12 de la madrugada del 25 de agosto del 2012. Se disponía a descansar, pero su sueño fue interrumpido por un estruendo y una explosión que destrozó el techo de su vivienda ubicada en la comunidad de Creolandia, municipio Los Taques.

“Fue como una pesadilla. Desperté y estaba debajo del cielo. El techo se nos vino encima a todos. La nariz de mi esposo quedó colgando. Lo sacamos debajo de los escombros”, relató Carrasquero para Cactus24.

Esa noche, el perro de la casa salió expelido por la onda expansiva y cubrió totalmente al nieto de María, lo que evitó que el pequeño tuviera heridas mayores: “Doy gracias a Dios porque por ese perrito no le pasó nada al bebé”, expresó.

Tras caminar bajo los escombros de lo que una vez fue su hogar, Carrasquero se mantenía confundida ante tal escenario: “pensé que era una pesadilla y que sólo a mí me estaba pasando, pero cuando salimos vimos que muchas personas estaban ensangrentadas, pegaban gritos. Fue horrible”.

Más tarde, la familia llegó al hospital Calles Sierra de Punto Fijo donde los atendieron. Sin embargo, todo el lugar estaba colapsado: “Habían muchas personas quemadas, con heridas. Habían niños llorando y otros buscando a sus madres. No se puede explicar con palabras ese momento”.

Entre tanta confusión, jamás imaginó que se trataba de una explosión originada desde la refinería más grande del país.

Aquella madrugada de agosto

El suelo retumbó pasada a la 1:07 de la madrugada del 25 de agosto del 2012. Unas lenguas de fuego alumbraban el cielo paraguanero tras la tragedia más grave de la industria petrolera: 47 muertos y 135 heridos.

Una fuga de gas ocasionó un estallido en los patios de almacenaje de la refinería de Amuay que arrasó con los alrededores.

Al menos unas 1.691 viviendas y 46 locales comerciales resultaron afectados. Aquella madrugada resultaba confusa entre quienes intentaban reponerse del ensordecedor estruendo de la explosión y las alarmantes sirenas de las ambulancias.

En el transcurso de las horas, fue desplegado un plan de contingencia para atender a los heridos y rescatar cadáveres de los escombros.

27 de agosto: Comisión presidencial en Paraguaná

Los primeros del gobierno en arribar a la península fueron Rafael Ramírez, expresidente de PDVSA junto al exvicepresidente Ejecutivo, Elías Jaua.

Para el 27 de agosto llegó el presidente de la República Hugo Chávez, quien visitó en primera instancia el hospital Calles Sierra junto a la ministra de salud de aquel entonces, Eugenia Sader.

Chávez anunció un fondo especial para atender las víctimas de la tragedia y posteriormente se entregaron las primeras viviendas para los vecinos de La Pastora y Alí Primera.

María Carrasquero fue una de las personas atendidas en aquel momento. Comentó que fue contactada por la gobernadora del Falcón, Stella Lugo y el presidente Chávez para posteriormente ser reubicada en una vivienda en Ciudad Federación donde vive hasta el día de hoy.

29 de agosto: El fuego se extinguió

El 29 de agosto, los bomberos lograron extinguir el fuego que por cuatro días se mantuvo en uno de los tanques de almacenamiento.

Sin embargo, aunque las llamas ya no estaban, quedaron los vestigios de una dolorosa tragedia: El Destacamento 44 de la Guardia Nacional y la zona residencial El Campito, quedaron tal cual un escenario de guerra. Era el lugar más cercano a la refinería, por tanto el más afectado con la explosión.

Comercios, que por años se habían mantenido cercanos a la refinería, desaparecieron. Y que hoy, algunos tuvieron que ser reubicados.

Septiembre 2013: Rafael Ramírez y la tesis del sabotaje

En septiembre del 2013, el expresidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Rafael Ramírez, presentó un informe sobre la explosión ocurrida en la refinería de Amuay y destacó que se trató de un sabotaje ocurrido en una bomba del bloque 23 dentro del área de las olefinas, un derivado del procesamiento de crudo.

Ramírez señaló que si la dirección del viento el 24 de agosto de 2012 hubiese sido la habitual de Paraguaná, la nube de olefina hubiese llegado a las plantas de procesos y éstas hubiesen explotado. De haber sido así, el centro refinador habría tenido que parar todas las operaciones y el despacho del combustible no se cumpliría.

Indicó que la investigación arrojó que los pernos de la bomba 2601 fueron aflojados de manera intencional, lo que provocó una fuga masiva de olefina: “fueron 3 mil 570 barriles que durante una hora se escaparon al ambiente”.

Por este hecho aún no hay culpables.

Huellas de un recuerdo doloroso

Cuatro años después, el doloroso recuerdo permanece en los paraguaneros.

“Mis hijos han superado esta etapa, pues anteriormente no querían ni dormir en la litera de arriba por temor a que el techo les cayera encima y dormían con las luces encendidas”, dijo Carrasquero.

Aseguró que el recuerdo de aquella madrugada se mantiene intacto: “Nosotros lo hemos superado, pero no olvidado. Hay personas que conocíamos y que murieron”.

Comunidad La Pastora, municipio Los Taques. Comunidad a la refinería y una de las más afectadas durante la explosión del 2012.

Foto Principal: AFP

Cactus24 (25/08/2016).