Después de tanto que Rafael Nadal y otros tenistas hablaron sobre las razones por las que este Roland Garros pospuesto por la pandemia de coronavirus les resultaría más complicado —un clima más fresco en otoño, pelotas un poco más pesadas y la falta de torneos de preparación, entre otras— el rey de la arcilla está de regreso a donde suele llegar: en la final.

Y esta vez, además de acercarse a la hazaña de conquistar un 13er título de Roland Garros, Nadal tendrá la oportunidad de empatar al récord de Roger Federer con 20 títulos de Grand Slam.

Al hacer ante su más reciente rival lo que ha hecho a muchos otros en un torneo en cancha de arcilla que ha dominado por 15 años, Nadal derrotó el viernes 6-3, 6-3, 7-6 (0) al argentino y 12do preclasificado Diego Schwartzman en una extenuante y emocionante semifinal.

El domingo, Nadal, segundo de la siembra, se medirá a Novak Djokovic, el número uno, quien derrotó a Stefanos Tsitsipas, el quinto, en semifinales.

La última vez que el español y el serbio se vieron en el Roland Garros fue en 2015, cuando el segundo se impuso en los cuartos. En la historia, Nadal y Djokovic se han enfrentado en 55 ocasiones, con 29 victorias para el serbio.

Nadal mejoró su marca a 99-2 en el Abierto de Francia, incluyendo un combinado de 25-0 en semifinales y finales, al tiempo que busca un cuarto título consecutivo en París. Eso se sumaría a las previas rachas del español de 34 años de cuatro títulos seguidos de 2005 a 2008 y de cinco de 2010 a 2014, junto con sus cuatro trofeos de U.S. Open, dos de Wimbledon y uno del Abierto de Australia.

Nadal ha ganado los 15 sets que ha sostenido en las últimas dos semanas, lo que hace que parezcan broma las presuntas explicaciones del por qué este año, tan diferente por muchos motivos, sería distinto para Nadal en la Ciudad de las Luces.

Una de sus razones involucraba el cambio de fechas de mayo-junio a septiembre-octubre. Otra tenía que ver con la decisión de Nadal de no participar en el U.S. Open, lo que le dejaba con tan solo tres partidos desde que el tenis retomó sus actividades en agosto de un hiato obligado por la pandemia.

Solamente 1.000 espectadores pudieron estar en las tribunas diariamente, ante el incremento de contagios de covid-19 en Francia, y el público disperso en las gradas mostraba su apoyo a Schwartzman en el cierre del tercer set, en parte porque eso implicaba que el duelo se alargara a un cuarto set de excelente tenis.