Los esposos José Antonio Gómez, de 33 años de edad, y Verónica García Fuentes, de 36 años, junto a sus tres hijos: Nicol Verónica Gómez García, de 17 años; los morochos Jhoneider Stiven y Jhoneiker Enmanuel Gómez García, de cuatro años, han muerto. Su cuadro clínico indica: sintomatología COVID-19.
Verónica García Fuentes presentó malestar desde la segunda semana de diciembre. Mucha fiebre, estornudos continuos, malestar general. El 17 de diciembre de 2020 fue al Centro de Diagnóstico Integral en Táriba donde le hicieron la prueba rápida del COVID-19 y dio positiva. Tuvo miedo. Guardó silencio. No se lo dijo a la familia, pero sí se aisló en su casa.
El 20 de diciembre decide hacerse la prueba PCR en un laboratorio privado de la ciudad. El resultado es positivo. Ella inicia un tratamiento en casa, con médico privado. Tiene mucho miedo. Y aún guarda silencio. No le dice nada a su esposo, ni a su familia. Sigue aislada en casa, donde comparte con sus tres hijos. Para los demás, “es una gripe muy fuerte”.
La noche del lunes 27 de diciembre, su esposo asiste a una celebración familiar cerca de Cordero, municipio Andrés Bello. Ella se queda en casa. Sabe que no debe ir.
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“Él se fue a la reunión. Las fiestas están prohibidas, pero se reunieron, quizá unas 20 o más personas. Tomó licor, habló con amigos, cuando recibió una llamada telefónica de su esposa, donde le dijo que se regresara a la casa, que no compartiera con nadie, porque ella tenía covid y él podía estar infectado”, cuenta su cuñada, Mariela García.
Su confesión alertó a toda la familia, integrada por Nicol Verónica Gómez García, adolescente de 17 años de edad; y los morochos: Jhoneider Stiven y Jhoneiker Enmanuel Gómez García, de cuatro años. Los cuatro dieron negativo en la prueba rápida.
Todos se aislaron en su residencia de Palmira, municipio Guásimos. Para la familia tienen gripe fuerte. Toman remedios caseros y algunos medicamentos. Hoy día, todos ellos están muertos.
Sobre este punto de reflexión, la doctora Amelia Fressel, autoridad única de Salud del estado Táchira, declaró la mañana del viernes 29 de enero, por un programa de radio: “puede ser una simple gripe, pero acuda al centro de salud más cercano, público o privado. Te quedas en casa y cuando la enfermedad se complica, ha avanzado mucho la enfermedad y eso está sucediendo y estamos observando que las personas, bajándose de la ambulancia, muchas fallecen porque ya tienen un compromiso pulmonar muy grande y evidentemente no se puede hacer nada”.
La primera semana de enero, Verónica se complicó y es obligante llevarla a un centro asistencial. Acuden al sistema de salud privado. Ella teme ir al Hospital Central. Allí le indican a su esposo que ella tiene neumonía. Está delicada de salud y debe cumplir tratamiento médico.
Los cinco integrantes de la familia son sometidos a la prueba PCR. Todos son positivos al COVID-19, ella es paciente activa y los demás pacientes asintomáticos.
Siguen todos en casa, pero el estado de salud de Verónica se deteriora y el jueves 14 de enero es hospitalizada de emergencia en un centro privado. A los días es intubada.
Su esposo, José Antonio Gómez, de 33 años, trabajador de un restaurante de la ciudad, se angustia y siente temor al saber que es positivo COVID-19 asintomático.
“Él estaba muy preocupado al enterarse de su condición”, expresa su hermana Mariela Gómez. “Yo hablé mucho con él. Le dije que tuviera mucha fe en Dios, que él era una persona joven. Que se cuidara y que además era asintomático, sin ninguna complicación. Sí recuerdo que me dijo que tenía una tosecita, por la noche y por la mañana, los niños también, pero se insistía en que era por el frío en la madrugada y parte de la mañana”.
Él tomó la previsión de no visitar a sus padres.
El sábado 16, sorpresivamente la salud de él se complica. Lo hospitalizan. Se angustia al enterarse que su esposa sería intubada. Tenía miedo.
“En la placa de tórax que le hacen a mi hermano, los pulmones salieron todos negros. El médico se alarmó, le preguntó si era fumador, él le dijo que no. El médico sabía que estaba enfermo y que no había recibido el tratamiento adecuado”, dice Mariela Gómez. “Él ahora tenía los síntomas”.
Mientras sus padres están hospitalizados, la adolescente Nicol Verónica, quien tiene una condición neurológica especial (una mente de niña para su edad), y los morochos están en casa, al cuidado de una señora de confianza de la familia. La joven tiene varios días con fuertes dolores de cabeza y fiebre. La tos le complica respirar. Los niños viven su inocencia.
Tragedia familiar
Toda la familia está angustiada. Las malas noticias se acercan.
El lunes 18 de enero fallece Verónica García Fuentes. Su esposo, José Antonio Gómez, está delicado. Sigue hospitalizado. No es prudente decirle la noticia.
Al día siguiente, martes 19 de enero, a las 3:30 de la tarde, José Antonio Gómez muere. La familia no lo podía creer.
Mientras un grupo de familiares lloraba a los esposos fallecidos en el centro asistencial, en la casa de Palmira, la adolescente Nicol se complicaba de salud y es urgente llevarla a un centro asistencial.
Es su abuelo materno quien la moviliza en su carro particular hacia Táriba. En el trayecto, aproximadamente a las cinco de la tarde, su corazón deja de latir. Ha muerto.
Los morochos Jhoneider y Jhoneiker están en casa, en Palmira, al cuidado de la señora de confianza y de otros parientes. La abuela materna, el sábado 23 de enero decide visitarlos y cuidarlos. Sabe que los niños preguntan por sus padres. Ambos reciben tratamiento médico, pero al paso de los días comienzan a sentirse mal.
El miércoles 27 de enero son ingresados al Hospital Central de San Cristóbal. “El reporte médico indica que los dos tienen bronconeumonía”, explica Mariela García. Ese mismo día, los dos hermanos mueren.
Los cinco integrantes de la familia Gómez García han muerto. Han transcurrido 42 días desde que Verónica dio positiva a COVID-19.
Quienes compartieron con la adolescente y los niños están en cuarentena, aislados y reciben tratamiento médico para evitar cualquier complicación de salud.
Para reflexionar
La muerte de los cinco integrantes de la familia Gómez García obliga a llamar a la reflexión a todas las personas sobre la gravedad de este virus y la necesidad de recibir tratamiento a tiempo.
“No sabemos dónde se contagió mi cuñada. Hoy está muerta y somos testigos de una tragedia familiar”, expresa Mariela García, hermana, cuñada y tía de los fallecidos.
“Es importante que todas las personas estén atentas. Los integrantes de las familias tienen que cuidarse, de no dar besos y abrazos dentro de la casa. Nada de besitos, ni nada. Al tener los síntomas, buscar asistencia médica urgente, aplicarse el tratamiento médico a tiempo. No dejar pasar los días”, expresa.
La doctora Fressel reitera que “hay que tener cuidado. Sí tiene que ver el síndrome viral de gripe que está dando. Tenemos que pensar que todo lo que se parezca al COVID es COVID. Así de sencillo. No podemos decir “yo lo que tengo es gripe” , porque muchos con esa gripe han fallecido”. Repite que “todo lo que se parezca a covid es covid, hasta que no se demuestre lo contrario”.
El uso correcto del tapabocas, mantener las manos limpias, tomar previsiones al estar en sitios cerrados, son las recomendaciones básicas. “Veo a muchas personas que no usan bien el tapaboca en la calle. En en mi caso, mueren personas jóvenes y dos niños con esta sintomatología, no son adultos mayores”, reflexiona Mariela García con voz entrecortada.
Al viernes 29 de enero, las cifras oficiales en el Táchira, manejadas por la doctora Fressel, confirman que en la entidad hay 793 casos activos: 257 en San Cristóbal, 60 en Bolívar, 67 en Ureña, 39 en Junín , 25 en Cárdenas, 24 en Guásimos, 28 en Capacho Nuevo…
A nivel nacional, el reporte del día jueves 28 de enero indica 405 casos comunitarios y un caso de retornado, procedente de Colombia. Las cifras globales: 6.746 casos activos en el país: 6.617 reciben atención en sistema de salud pública y 129 en centros privados. Con insuficiencia respiratoria leve hay 2.870 personas, con insuficiencia respiratoria moderada hay 274 y otras 109 recluidas en las unidades de cuidados intensivos.
Las autoridades asistenciales, en general, reiteran la importancia del uso correcto del tapabocas, que cubra nariz y boca, el constante lavado de manos, uso de gel y/o alcohol para desinfectar, mantener la distancia social, de al menos 1,5 metros, y no permanecer en espacios cerrados. “La gente tiene que tomar conciencia”, dice Mariela Gómez.
El cuerpo de José Antonio Gómez fue enterrado. Su esposa e hijos, cremados. Paz a sus almas./La Nación.
Cactus24 (31-01-2021)
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