Darío Gómez, el «rey del despecho» de Colombia, falleció este martes en Medellín, informó la Clínica Las Américas. En un comunicado enviado a CNN, indicó que ese día el cantante de música popular ingresó a emergencias en “estado de inconciencia”, tras sufrir un colapso súbito en su domicilio. Gómez llegó sin signos vitales y fue trasladado a una sala de reanimación donde se le practicaron maniobras de resucitación cardiopulmonar sin éxito, agregó la institución. Se declaró su muerte a las 7:31 p.m. hora local, de acuerdo al comunicado.
Darío Gómez nació el 6 de febrero de 1951 en San Jerónimo, y su infancia estuvo marcada por el trabajo del campo; cuando entró a la escuela a los siete años, ya llevaba por lo menos dos ayudándole a su padre a cultivar la tierra. Quizá por ese motivo no logró adaptarse a los cuadernos y a las obligaciones académicas; solo estudió hasta quinto de primaria.
Además, la vocación creció en él desde muy niño. A los trece años empezó a cantar en algunos grupos de cuerdas de San Jerónimo, donde se hizo conocido por su gracia, le calzaba perfecto el tono jocoso de las canciones parranderas de las montañas antioqueñas, esas de chiste fácil y picardía. A los 16 años empezó a llevar casetes a las disqueras de Medellín, a veces incluso se les plantaba en las oficinas para cantarles en vivo.
En esa época, cuando tenía 16 años, la familia de Darío pasó por una crisis que lo marcó. Su padre —según la versión en vida del cantante— se volvió agresivo y amenazó varias veces con matar a toda la familia, a su esposa y sus cinco hijos.
Le dijo al programa Se dice de mí, de Caracol Televisión: “Ese maltrato a mi madre duró como un año y medio. Nos quedábamos anonadados porque mi papá era el mejor esposo del mundo… un día faltan como diez para las ocho de la noche y ya nosotros estábamos acostándonos y mi papá llegó a ponerle problema a mi mamá, le dijo que la iba a matar, le dio unos cinco planazos, luego le dio un puño que la tiró al suelo. Mientras tanto él se fue y cogió la escopeta y la montó para tirar a matarla; yo me le tiré y le agarré la escopeta y salí corriendo con ella a botarla a la huerta y yo no sabía que estaba montada. Llevaba la cacha por delante y el tubo para atrás, apreté la uña que llaman, se fue el tiró y maté a mi papá. Él se desangró de inmediato”.
Los hermanos del padre lo amenazaron y pensó en suicidarse. Sin embargo, su madre le dio aliento y le dijo que abandonara San Jerónimo, que empezara una nueva vida en Medellín. Tenía 17 años y buscó posada en la casa de sus abuelos; empezó a trabajar en una empresa de papel.
Mientras tanto en el tiempo libre componía canciones. Conoció a Martha Nubia, su primer amor, con quien se casó a los 18 años.
La primera canción que tuvo fama entre su repertorio fue “Ángel perdido”, que le dedicó a su hermana Rosángela, quien murió el 31 de octubre de 1978. La tragedia volvió a aparecer en la vida de Darío Gómez y lo hundió por unos cuantos meses en una tristeza honda. “Ella era una segunda madre para mí”.
Darío empezó a trabajar en la divulgación de su obra en 1979. Viajaba de pueblo en pueblo por Antioquia, visitaba bares y les pedía a los cantineros que le pusieran un disco que traía en la mochila mientras se tomaba un aguardiente o una cerveza, era “Ángel perdido”. Después se hacía el olvidado y dejaba el Larga Duración entre botellas para que no lo dejaran de rodar.
Desde 1976, Darío Gómez publicó 25 discos, unos de los cantantes de música popular más prolíficos del país. En su carrera cantó canciones de Joaquín Sabina y hasta hizo una versión de “I will survive”, de Gloria Gaynor, que entre su repertorio es la que más reproducciones tiene en Spotify —más de 7 millones—. No hay un nombre más conocido entre los cantantes antioqueños: lo reconocen viejos y jóvenes. No hay un cantante que mejor combine con un par de aguardientes.
Con información de El Colombiano
Cactus24/27-07-2022
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