Uno de los símbolos arquitectónicos más emblemáticos de Maracaibo y, en otrora, de Latinoamérica. No solo forma parte de la historia de la ciudad, sino que se ha convertido en un patrimonio cultural para propios y visitantes.

El proyecto original fue del ingeniero italiano Riccardo Morandi. Su licitación internacional se inició en pleno mandato de Marcos Pérez Jiménez; sin embargo, no fue sino hasta el 24 de agosto de 1962 –día del Lago de Maracaibo– cuando fue inaugurado por Rómulo Betancourt.

Históricamente, representa el comienzo de la integración plena con el resto de Venezuela. «El Puente creó una relación ya directa, física, con los estados vecinos. Significó la culminación de un ciclo terrestre que comunicaba ambas orillas del Lago y fortalecía las perspectivas económicas zulianas», indica el historiador Ángel Lombardi en entrevista con Versión Final.

En ese momento, era el primer puente moderno de su tipo y una de las obras más grande en concreto realizado; hoy sigue siendo el segundo más largo de Latinoamérica con 8.678 metros, solo por detrás del Río de Janeiro-Niteroi, en Brasil. Pero el coloso zuliano ha perdido su valor arquitectónico.

«Ya después de tanto tiempo, el Puente sobre el Lago es para nosotros importante por lo que representa pero, desde el punto de vista arquitectónico, ya en el mundo se han construido obras mucho más imponentes, como en China o Europa», comenta el director del Centro de Estudios Históricos de LUZ.

Fallas en su estructura por falta de mantenimiento

Además, la infraestructura evidentemente no está en las mismas condiciones de hace seis décadas. Según un informe de la Comisión Técnica para el Estudio del Puente Rafael Urdaneta del Centro de Ingenieros del Estado Zulia (Cidez), el principal problema es la corrosión en las barras de refuerzo.

El área del Lago de Maracaibo está diagnosticada como una de las zonas de mayor velocidad de corrosión en Latinoamérica.

La misma advertencia la hizo meses atrás el presidente de la Cámara de Construcción del Zulia (CCZ), Enrique Ferrer, quien aseguró que «el Puente tiene daños de consideración». Las consecuencias que podría traer la no rehabilitación de la obra serían catastróficas.

«El Puente tiene que estar en constante mantenimiento, como todas las obras. Entiendo que un equipo especializado del laboratorio de corrosión de la Facultad de Ingeniería de LUZ tenía un convenio con las autoridades para el monitoreo permanente de la infraestructura, tanto a nivel de concreto como de guayas», complementa, por su parte, Lombardi.

Sin embargo, pese a los últimos reportes, no se han hecho mayores reparaciones.

El vicepresidente de la Academia de Historia del Zulia, Édixon Ochoa, recuerda que durante la anterior gestión de Gobierno regional, el Puente sobre el Lago fue totalmente descuidado.

«El grave deterioro de la estructura fue advertida por distintas voces ante el temor de un colapso. En ese momento, la presión llevó a reparaciones que no fueron mayores. Es probable que aún el Puente tenga algún desgaste y amerite adecuaciones para mantener su operatividad», alerta.

“La corrosión ha causado daños severos en los aparatos de apoyo móvil (rodillos), en el concreto y en el acero de refuerzo de los cabezales, fustes y vigas de amarre, y también corrosión en los cabezales de anclajes de las guayas (cables atirantados)”, revela el Cidez.

Aunado a esto, la construcción ha pasado por varios accidentes. El 6 de abril de 1964, dos años después de su inauguración, el buque petrolero Esso Maracaibo navegaba por la zona y chocó con los pilares 31 y 32 del Puente, lo que, a su vez, afectó las 30 y 33.

Y, en diciembre de 1980, se rompió un cable atirantado, debido al daño por corrosión, por lo que se remplazaron las guayas.

De acuerdo con el grupo de ingenieros del Cidez, a estos cables se les debe realizar cada cinco años mantenimiento al recubrimiento para evitar la corrosión, principalmente en la zona del anclaje de los cabezales inferiores.

Proyecto del Puente Nigale

Ambos historiadores zulianos concuerdan en la necesidad de retomar el proyecto del Puente Nigale, una propuesta hecha en 2005 durante el gobierno de Hugo Chávez, para la construcción de una segunda obra sobre el Lago de Maracaibo.

El Puente Nigale conectaría a Santa Cruz de Mara y Punta de Palmas, ubicadas a ambos lados del estuario zuliano, en el municipio Miranda, e incluiría un puente de 10,8 km, con un tramo de 852 metros de túnel sublacustre, así como con una vía férrea de 10,8 km, pero esta última con un túnel de 5,12 km.

Chávez, en su momento, prometió la obra para 2010. Odebrecht y otros funcionarios del Gobierno cambiaron la fecha de culminación para 2018 y 2019 pero no se evidenció ni siquiera el 20 % de la construcción.

«Aunque se haga mantenimiento al Puente Rafael Urdaneta, no exime la necesidad de retomar este proyecto, cuya primera piedra se colocó pero no avanzó de forma significativa.  Es una necesidad y un complemento a nuestro histórico Puente, cuya vida útil ya se sabe», expresa Ochoa, investigador y docente universitario.

Esta idea la secunda Lombardi, quien resalta la obligatoriedad de edificar el Puente Nigale y asegurar el flujo vial, fundamental para el desarrollo económico y social de la región.

«No fueron más que promesas. Desde hace muchos años se viene planteando esta necesidad para evitar que, por cualquier motivo, se interrumpa el tránsito y quedemos parcialmente aislados», advierte./VF.

Cactus24 (24-08-2022)