El gobierno de Joe Biden se plantea un programa de permisos humanitarios para los venezolanos que han estado huyendo de la inestabilidad política y la pobreza en gran número, según dos funcionarios de la gestión familiarizados con el plan propuesto, que el gobierno estadounidense espera que disuada a los venezolanos de cruzar la frontera suroeste de forma ilegal.
Si se implementa, el programa para los venezolanos sería similar a un programa humanitario ofrecido a los ucranianos, que permite que un familiar o una persona que los respalde en Estados Unidos haga una solicitud en nombre del refugiado y se comprometa a proporcionarle asistencia financiera mientras esté en el país.
Mientras que el programa ucraniano recibió el apoyo bipartidista, los republicanos han sido menos acogedores con los venezolanos, más de 150.000 de los cuales han sido detenidos en la frontera suroeste de Estados Unidos desde octubre de 2021 hasta finales de agosto.
El programa de permiso humanitario no se aplicaría a los venezolanos que ya están en el país, pero la esperanza es que anime a los inmigrantes a buscar refugio más cercano y volar a Estados Unidos, en lugar de viajar al norte a pie y cruzar la frontera de forma irregular. Los venezolanos que se encuentren en su país de origen o que hayan cruzado a un país vecino de forma legal podrían postularse para el programa. Los puertos de entrada oficiales han estado cerrados a los inmigrantes desde el comienzo de la pandemia, lo que obliga de hecho a quienes pretenden llegar a Estados Unidos a tomar una ruta más peligrosa para cruzar de manera no autorizada.
Los funcionarios del gobierno hablaron en condición de anonimato para comentar un plan que aún no se ha concretado.
Como Washington no tiene relaciones diplomáticas formales con Caracas, Estados Unidos no ha podido repatriar a la mayoría de los venezolanos que entran en el país y se entregan a los funcionarios de la frontera. En su lugar, el gobierno ha estado dando permiso a la mayoría para permanecer en el país temporalmente y enfrentarse a un proceso de deportación en un tribunal de inmigración.
En un cambio significativo de ese proceso, con el nuevo plan la gestión rechazaría a muchos venezolanos que no tienen un patrocinador o que cruzan de forma ilegal. Serían expulsados a México en virtud de una medida de salud pública —conocida como Título 42— que se puso en marcha al comienzo de la pandemia. Esto solamente es posible porque México aceptó recientemente acoger a los venezolanos que sean expulsados de Estados Unidos en virtud del Título 42, según los funcionarios.
El alcance completo de lo que sería un programa de permisos humanitarios y el motivo por el que el gobierno lo está considerando ahora no están claros de manera inmediata. Los defensores de la inmigración llevan meses pidiendo un proceso más ordenado que permita a los inmigrantes vulnerables entrar en el país sin recurrir a la violación de la ley estadounidense. Pero están firmemente en contra del uso continuado de la medida de salud pública, que a principios de este año un tribunal federal impidió que el gobierno de Biden suprimiese.
A lo largo de los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump, las familias mexicanas y centroamericanas constituían la mayoría de quienes cruzaban la frontera para buscar protección en Estados Unidos. Pero la gestión Biden se ha esforzado por encontrar formas de disuadir a poblaciones adicionales que hasta ahora no cruzaban históricamente en números récord, incluidos los venezolanos. A lo largo del mandato de Biden, altos funcionarios de la Casa Blanca se han mostrado preocupados por las críticas, tanto de republicanos como de demócratas, de que el gobierno carece de una forma ordenada tanto de procesar como de rechazar a los migrantes que no cumplen los requisitos para el asilo.
En los últimos meses, miles de venezolanos han emprendido el peligroso viaje a través del Tapón del Darién, entre Sudamérica y Centroamérica, para llegar a Estados Unidos. La mayoría de los que han sido autorizados a permanecer temporalmente se enfrentarán finalmente a procedimientos de expulsión que probablemente tardarán años en avanzar. Las Naciones Unidas calcula que más de 6,8 millones de venezolanos han huido de su país.
Aun así, los venezolanos solo representan alrededor del siete por ciento del total de cruces en el suroeste entre el pasado octubre y finales de agosto, según los datos más recientes del gobierno de Estados Unidos.
“Los venezolanos son solo un grupo. También están llegando cubanos y nicaragüenses en cantidades significativas”, dijo Cris Ramón, un consultor de inmigración que ha escrito para el Instituto de Política Migratoria y el Instituto George W. Bush. “Esta política no va a abordar a estos grupos que están llegando a la frontera ahora mismo”.
Un plan que la Casa Blanca analizaba la semana pasada incluía ofrecer el mismo permiso humanitario a cubanos, haitianos y nicaragüenses, según funcionarios informados de las discusiones. No estaba claro por qué estas nacionalidades fueron finalmente excluidas. Los cubanos, nicaragüenses y venezolanos constituyen alrededor de una cuarta parte del total de migrantes que han cruzado la frontera suroeste entre el pasado mes de octubre y finales de agosto, según los últimos datos gubernamentales disponibles.
Biden dijo el mes pasado: “Lo que está en mi mira ahora es Venezuela, Cuba y Nicaragua, y la capacidad de enviarlos de vuelta a esos Estados no es racional”.
Estados Unidos no ha repatriado a la mayoría de los inmigrantes de Cuba y Nicaragua debido a la actual inestabilidad política en esos países y probablemente seguirá liberándolos temporalmente hasta que se enfrenten a una audiencia en el tribunal de inmigración en la que puedan intentar argumentar que no deben ser deportados.
La Casa Blanca lleva tiempo mostrándose reticente a realizar cualquier cambio en su política fronteriza que pueda animar a más migrantes a cruzar de forma irregular.
Los pedidos de protección para los migrantes venezolanos se hicieron más fuertes después de que el gobernador Ron DeSantis, republicano por Florida, llevara en avión a un grupo de migrantes, en su mayoría venezolanos, que habían entrado de forma irregular en el país a Martha’s Vineyard, una isla de lujo frente a la costa de Massachusetts, el mes pasado.
Rebecca Shi, directora ejecutiva de un grupo de defensa de negocios, la American Business Immigration Coalition, dijo que el nuevo programa podría beneficiar a Florida, “donde el turismo, la construcción y la reconstrucción tras los desastres naturales dependen completamente de los inmigrantes y los refugiados”._ New York Times.
CACTUS24 12-10-22
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