¿Puedes creer que un corpulento atleta de 1 metro 80, no se atreva a entrar a una habitación oscura por miedo?
Juan es un joven de 27 años, profesional, casado, dedicado al deporte. No puede entrar a habitaciones oscuras ni subir al ascensor por miedo a quedarse encerrado. No está en él. La sola idea de hacerlo le acelera el corazón, le hace sudar y temblar.
María es una mujer de 54 años, profesional de la medicina y madre de dos hijos. María no puede ver un insecto porque comienza a correr y gritar totalmente descontrolada. ¡Corre como una loca! Dicen sus hijas.
Juan y María padecen fobias; un temor irracional compulsivo, una aversión a algo o a alguien. Es un miedo desproporcional que no puede ser explicado o razonado por quien la padece. Cuando estamos frente a algo que representa peligro o amenaza, se activa en nuestro cerebro el sistema de lucha-huida. Una región primitiva de nuestro cerebro que se encarga de enviar una orden a nuestro cuerpo para escapar. El corazón se acelera para enviar mayor cantidad de sangre a las piernas para correr. Las pupilas se dilatan para ver mejor y la respiración se acelera para que entre mayor cantidad de oxígeno.
Pero… ¿escapar de un insecto? Es lo que cualquiera pudiera cuestionar al fóbico. ¡Eso no te va a hacer daño! ¡Es muy pequeño!… Las fobias son irracionales porque ese sistema de huida en nuestro cerebro se activa sin razón frente al objeto fobígeno que normalmente no representa ninguna amenaza real. La reacción es desproporcionada por eso la persona puede correr o brincar, desmayarse o temblar, tener una oleada de calor o escalofríos, deseos inminentes de orinar o defecar, u otros síntomas que pueden llegar a ser catastróficos.
Las fobias pueden presentarse en niños, adolescentes y adultos y las hay de muchos tipos. Las más comunes son los miedos a los espacios abiertos (agorafobia); a los espacios cerrados (claustrofobia); a los animales (zoofobia); a las alturas (acrofobia); a las enfermedades (patofobia); a los gatos (ailurofobia); a los perros (cinofobia). También podemos encontrar fobias a volar, a la sangre, a los procedimientos médicos y en una ocasión tuvimos la oportunidad de atender a una joven abogada de 27 años con fobia a una canción decembrina! Patricia cada vez que escuchaba la canción en la radio presentaba dificultades para respirar.
Las fobias deben ser atendidas y tomadas en serio más aun cuando estas interfieren en la vida social y laboral del individuo. Por eso es importante que acuda en cuanto antes a psicoterapia con su psicólogo. Los familiares y amigos deben evitar hacer bromas pesadas con las personas que padecen alguna fobia y brindar cuidado y comprensión.
La buena noticia es que hoy en día la Programación Neurolingüística (PNL) posee técnicas muy eficaces para resolver la disfuncionalidad de los temores fóbicos. Y mejor aún, la Integración Hemisférica; una novedosa técnica basada en las neurociencias y el funcionamiento de los hemisferios cerebrales, nos ha permitido resolver estas ansiedades. Las personas hacen el cambio que estaban buscando casi de inmediato y de manera natural. Sus resultados son veloces y se pueden comprobar y lo mejor es que la patología no regresa.
A Juan, María y Patricia les fue aplicada la técnica de Integración Hemisférica. Hoy en día Juan puede entrar a habitaciones cerradas y usar el elevador con normalidad. María ya no huye de los insectos, sino que al verlos, busca la manera de deshacerse de ellos con un insecticida o con la escoba. Y Patricia puede escuchar la canción decembrina de principio a fin con absoluta tranquilidad.
Lic. Indiro Delgado
Máster Trainer en Psicogerencia
institutopsicogerencia@gmail.com
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CACTUS24 (08-09-16)
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