Los atacantes lanzaban consignas xenófobas contra los venezolanos y en el ataque rompieron vidrios y causaron otros destrozos y prendieron fuego a carteles de orientación consular colocados en la verja, la que amagaron con trepar.

El incidente no dejó lesionados entre el personal del Consulado, que funciona en el local en vista que el Gobierno de Perú redujo a ese nivel sus relaciones con Venezuela.

El local de la embajada tenía solo tres policías de resguardo y, pese a que los manifestantes venían desde el centro de la ciudad con la expresa intención de llegar a la embajada, los refuerzos policiales llegaron cuando el ataque ya se había producido y recién entonces asumieron el control de la situación.

Antes de desplazarse a la sede venezolana, los manifestantes intentaron llegar al palacio de gobierno, pero fueron contenidos a una cuadra y allí exigían a gritos al presidente Francisco Sagasti el cierre de las fronteras a los venezolanos.

Tras el ataque, los marchistas se dirigieron a estaciones de televisión de la zona, en busca de publicidad para sus acciones, y retornaron a la embajada, cuando la Policía, que los vigiló en el trayecto, resguardó el edificio diplomático.

Al iniciarse la agresión, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, exigió a las autoridades peruanas, en un mensaje de Twitter, cumplir con la Convención de Viena y protejan la misión diplomática y consular de Venezuela en Lima

‘Exigimos respeto a los migrantes venezolanos en Perú, tal como son respetados los centenares de miles de peruanos que viven en Venezuela’, agregó el ministro.